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Historia

El Sistema de Fomento Rural se inició formalmente el 15 de agosto de 1915, con la creación, a partir de las Sociedades de Fomento Rural ya existentes de un nivel organizativo de “federación” u organización de “segundo grado” que constituyó a la Comisión Nacional de Fomento Rural. Las Sociedades de Fomento Rural, como organizaciones de “primer grado”, venían surgiendo en el país desde 1910, en el entorno de las estaciones de ferrocarril, con el objeto de mejorar el nivel de la producción agrícola y los servicios de las zonas rurales (escuelas, caminos, salud, comunicaciones, etc.).

Las Comisiones de Fomento se relacionaban entre sí muy fácilmente en congresos que empezaron a realizarse a partir de 1915 porque —entre otras cosas— la empresa del ferrocarril suministraba el transporte, lo que facilitaba el encuentro entre los representantes de las diferentes comisiones locales. En el primero de esos congresos, se declara “la conveniencia y la urgencia de crear una comisión”, ya no a nivel de cada estación, sino a nivel general de todo el país, para impulsar la tecnificación y la presencia de los agrónomos y, a partir de ello, promover la actividad agrícola y también globalizar el esfuerzo de las comisiones de fomento, en las que se buscaba la participación de todo tipo de persona con total abstracción de su vinculación política, pero que estuviera vinculada a ese impulso renovador del trabajo agropecuario.

Desde entonces, la CNFR ha mantenido incambiada su vigencia de asociación civil con una absoluta neutralidad política y religiosa, una fisonomía de organización al servicio del pequeño y mediano productor, y una actitud constructiva permanente en busca de soluciones realistas a los problemas planteados.

Haciendo una evaluación retrospectiva de la CNFR, se pueden apreciar ciclos determinados, que a la vez que demuestran su participación en los grandes momentos de la vida agropecuaria del país, van al mismo tiempo conformando la mejor tradición de su filosofía solidaria y de fomento.

Agremiación. Historia

Agremiación, tecnificación, cooperación

El llamado a los trabajadores rurales "para modificar su vida de aislamiento y vincularse por medio del espíritu de asociación" con que comenzaba el Manifiesto Fundacional de la CNFR de agosto de 1915, constituyó una novedad en el medio rural, poniendo la piedra fundamental de las futuras organizaciones de productores.

La primera generación de agrónomos egresados de la -en esos tiempos recientemente creada- Facultad de Agronomía, acompaña el cuestionamiento a las formas tradicionales de producción agropecuaria y se integra al esfuerzo de la CNFR a favor de la tecnificación del campo, la diversificación agropecuaria y la búsqueda, a través de la expansión de la agricultura, de la colonización de la propiedad.

En 1930, frente a la crisis económica mundial, a las banderas de la agremiación y tecnificación -que dieron origen a la Comisión-, se unió la de la Cooperación, como instrumento de desarrollo económico.

Se consideró entonces que ésta era la única forma de encarar la expansión de la producción intensiva frente a la crisis presentada. En este sentido, se ubica el Primer Congreso Nacional de la Cooperación promovido por la CNFR en 1931, como un jalón importante del impulso inicial del cooperativismo en el país.

Colonización. Historia

Colonización Agrícola

Culminada la Segunda Guerra Mundial, se procesó una reestructura económica que colocó nuevamente las limitaciones estructurales de nuestro agro en el orden del día. A partir de ello, se provocó un impulso de la CNFR a la Colonización Agrícola tan importante como los otros aspectos básicos de su acción, o sea la tecnificación, agremiación y cooperación.

Con la colonización, se encara la tierra como elemento de producción en procura de su diversificación, destinándola a usos agrícolas más intensivos y a un afincamiento de la familia rural en el campo.

El Primer Congreso de Colonización, auspiciado por la CNFR en 1945, recoge estas pautas y se constituye en el antecedente inmediato para la futura creación del Instituto Nacional de Colonización en octubre de 1948 por medio de la Ley 11.029.

Hacia una autogestión. Historia

Hacia una autogestión cooperativa

En el decenio de 1945 al 55 se marcó una activa gestión del Estado en la resolución de servicios hacia el sector agropecuario, situación que luego empezó a revertirse.

Esto provocó la necesidad de resolver por parte de los productores organizados, los aspectos vinculados al abastecimiento de insumos y enseres y a la colocación de la producción, lo que determinó la iniciativa de la CNFR de formalizar una cooperativa de segundo grado entre sus propias entidades afiliadas, que sirviera como herramienta económica al Sistema. Este fue el origen de la Cooperativa CALFORU, la que desarrolló una muy rica experiencia en sus primeros años de labor, pero que lamentablemente sucumbió como resultado de la nefasta política económica llevada adelante por el gobierno dictatorial que padeció el Uruguay entre los años 1973 y 1985.

 

No obstante, merecen destacarse otros logros de la CNFR por esos tiempos que tuvieron gran importancia para el desarrollo posterior del sistema: la aprobación de la Ley 14.330 y la creación del Departamento de Promoción y Desarrollo de CNFR con la puesta en marcha de los Planes de Promoción Agraria.

Autocontrol. Historia

El autocontrol del Sistema de Fomento y los Planes de Promoción Agraria

La aprobación de la Ley 14.330, en 1974, actualizó el régimen legal de funcionamiento de las Sociedades de Fomento Rural y de la CNFR, posibilitando la realización de gestiones económicas por parte de las mismas y definiendo su autocontrol a través de la propia CNFR.

La creación del Departamento de Promoción y Desarrollo, inició la realización de los llamados Planes de Promoción Agraria.

Estos implicaban la planificación de la producción por parte de pequeños agricultores, agrupados para la comercialización en común (en ese marco se lograron las primeras exportaciones de productos hortícolas), contando para ello con el apoyo de servicios de asistencia técnica agronómica y de crédito supervisado adecuados a su realidad económico productiva.

La gestión económica y comercial de las entidades de base, los planes de producción implementados con su concurso local y una entidad cooperativa

de segundo grado, encargada de la comercialización de insumos y productos, permitieron un desarrollo orgánico de la promoción de la pequeña agricultura.

En 1980 mediante el respaldo del BID, se incorporan nuevos Fondos destinados al Crédito Supervisado para la creciente demanda de los Planes de Producción, posibilitando una mejor adopción de las nuevas tecnologías y un aporte al financiamiento de la comercialización en común, a partir de lo cual se fue consolidando una -hasta el momento inédita- corriente exportadora de productos hortícolas por parte de nuestro país.

El desarrollo de la promoción llevó a primer plano la necesidad de fortalecer las entidades de base y descentralizar el funcionamiento del sistema, generándose un fermental proceso en ese sentido.

Lineas de acción. Historia

La redefinición de las líneas acción

La situación crítica por la que ya venía atravesando la agropecuaria en general, y particularmente la pequeña y mediana producción, así como las limitaciones en el accionar institucional producidas durante el gobierno de facto, debilitaron al Sistema de Fomento Rural, replanteando la necesidad de una redefinición de los objetivos y líneas de trabajo a desarrollar.

A partir de un proceso iniciado en 1985 con la recuperación de la democracia en Uruguay, la CNFR profundiza el fomento rural con un acento en la elaboración de propuestas a nivel gremial y el apoyo al fortalecimiento de las entidades de base a nivel promocional.

Es en ese contexto, que se priorizaron las acciones hacia los subsectores donde se concentran los pequeños y medianos productores, como la granja, la lechería y la ganadería, encarando en un segundo nivel a la agricultura extensiva. Importa señalar que lo que se prioriza no son los rubros en sí, sino las familias de productores/as, sus sistemas productivos y comunidades, promoviendo la reconversión de aquellos sistemas que resultan inviables en sus tradicionales modalidades productivas.

Se encaran la defensa del ambiente rural, la reconversión del sector de cara a la Integración Regional y una marcada preocupación por apoyar el fortalecimiento de la organización comercial asociativa.

La experiencia recogida en el desarrollo de diferentes estrategias y metodologías, permitió comenzar a encarar un proceso de trabajo de fortalecimiento del sistema de fomento rural de forma continuada desde medidos de la década de los 90.

Si bien este proceso ha atravesado diversas coyunturas, en estos últimos 30 años, ha permitido generar aprendizajes y capacidades institucionales, desarrollar diferentes estrategias y metodologías, que permite encarar las actuales propuestas de acción. promoviendo la sustentabilidad en la producción, el asociativismo y la participación democrática en las organizaciones con equidad.

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