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Jacqueline Deragón Costa

Jacqueline Deragón Costa

Tiene 56 años, vive a 7 kilómetros de la ciudad de Tacuarembó, por la ruta 26 entrando en el km 226, en el paraje La Aldea, ubicado en la Sexta Sección del departamento de Tacuarembó. Su familia está conformada por ella, su esposo, una hija y un hijo, dos nietos y otro próximo a nacer. Actualmente, viven en el predio Jacqueline y su esposo.

Su niñez en el campo

Ha estado vinculada a la producción familiar rural durante toda su vida, ya que su familia de origen, conformada por sus padres, una hermana y ella, siempre estuvo ligada al campo, haciendo ganadería y agricultura. Desarrollaban el trabajo en tres parcelas de alrededor de 300 hectáreas, propiedad de la familia; recuerda que además arrendaban algunas hectáreas más para complementar el trabajo. Jacqueline ha vivido allí desde sus dos años de edad. Hoy día, ella y su esposo son propietarios de una de esas parcelas de 53 hectáreas, donde desarrollan sus actividades.
 

 

Su padre sembraba maíz, boniato, papa y maní para el consumo y venta y para obtener forraje para los animales en épocas de invierno. Jacqueline cuenta que fueron épocas de trabajo duro con bueyes y caballos y que “nunca se contó con apoyo de ningún proyecto”.

 

Su madre fortalecía los ingresos de la familia con grandes huertas y plantando ajo. También hacían lechería, vendiendo los tarros de leche a vecinos lecheros “de carro”.

 Jacqueline Deragón Costa

“Ahí me crié, ayudando a mis padres, alambrando, realizando plantaciones de maíz, deschalando, cortando avena con hoz, guiando los bueyes que tiraban el arado, o los caballos a los cuales se les prendía rastra o aterradora, además de la juntada de ganado, las recorridas, llevar el ganado a baños de inmersión de vecinos por la garrapata, así como trasladar las ovejas hasta lo de mi abuelo, distante 8 kilómetros, para bañar contra el piojo”, relata.
 

 

Jacqueline realizó sus estudios de educación primaria en la escuela rural de su zona; inició secundaria en la ciudad de Tacuarembó, pero solo cursó hasta el segundo año porque debió abandonar para volver a su casa paterna.

 Jacqueline Deragón Costa

Su vida en el medio rural

Sus dos hijos crecieron en el campo e hicieron la escuela primaria en la ciudad de Tacuarembó, viajando a diario desde el predio; “fueron años de pasar mucho tiempo fuera de la casa, hacíamos el recorrido en moto, pero dio sus frutos: estudiaron”, cuenta Jacqueline. Su hija Valeria vive en la ciudad de Tacuarembó; es licenciada en enfermería, hizo su carrera en Montevideo y volvió a Tacuarembó. Por su parte, su hijo Santiago es técnico agropecuario, estudió en la Escuela Agraria de La Carolina en el departamento de Flores y trabaja en un establecimiento ganadero en Salto, pero tiene su casa en el mismo predio donde residen ella y su esposo, al que va los fines de semana y, en la medida que puede, “da una mano en el trabajo que desarrollamos”.
 

El predio era de sus padres y siempre vivieron en él, pero en otras etapas de la vida han trabajado en la ciudad de Tacuarembó: Jacqueline como secretaria y su esposo como profesor de taller en escuelas públicas. “Pero al terminar el día, volvíamos a nuestra casa y complementábamos el trabajo con lo del campo”, comenta.

 

Actualmente, Jacqueline y su esposo se dedican al campo, tienen ganado de cría, ovinos y caprinos; “se vende los terneros una vez al año y se engorda las vacas de descarte”; hacen rendir el campo con mejoramientos en las pasturas y plantaciones de verdeo, por ej. maíz para forraje. Por razones de salud, hoy día Jacqueline realiza básicamente las tareas de la casa y se dedica mucho a lo artesanal, “pero si hay necesidad, salgo y ayudo en lo que se me precise”, apunta.

 Jacqueline Deragón Costa

Encuentro Nacional de Mujeres del Sistema de Fomento Rural

Participación en el Sistema de Fomento Rural

Comenzó a participar en una organización de productores hace más de 10 años, a raíz de una sequía que afectó la zona. Los productores y productoras comenzaron a juntarse para recibir ración a bajo costo que el ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) les otorgó para afrontar dicha situación climática.

Empezaron con reuniones en casas de vecinos y “vimos la necesidad que había en la zona de tener algo más organizado; así, el 16 de enero de 2010 fundamos entre unos 20 vecinos la Sociedad Fomento Rural Sexta Sección”. Fueron conociendo el Sistema de Fomento Rural y la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR); un socio que estaba más interiorizado fue trasmitiendo la información al resto, fue así como se vincularon y pudieron formar la organización e integrar el Sistema de Fomento Rural. Jacqueline nos cuenta que no tenía experiencia de participación en espacios con otros productores y productoras, solo en comisiones de padres de escuela o liceo.

 

Al principio “creía que no avanzábamos, pero sí avanzábamos y mucho. Fue un proceso largo de crecimiento continuo, con ayuda del MGAP, con proyectos: el que más nos fortaleció fue justamente el Proyecto de Fortalecimiento Institucional donde, junto con aporte de los socios que se iban sumando, más la ayuda de la Intendencia departamental pudimos, primero acceder a un predio en comodato con derecho a compra —lo que luego hicimos— y ahí se levantó la sede de la sociedad de fomento rural (SFR); luego entramos en otros proyectos del MGAP y del ministerio de Industria Energía y Minería (MIEM), siempre avalados por los socios para seguir creciendo”, agrega.

Identifica que la organización ha tenido logros importantes como la adquisición de la tierra, la construcción de la sede donde desarrollan capacitaciones, talleres, reuniones, etc. Además, la organización cuenta con técnicos que guían los diferentes procesos, así como maquinaria para uso de socios y vecinos. Actualmente, están ampliando la sede con el apoyo de un proyecto y los socios que ponen la mano de obra, eso permitirá que la sede pase a tener un lugar destinado a reuniones de la Comisión Directiva y una cocina.

 Jacqueline Deragón Costa

Inauguración de la sede de la SFR Sexta Sección

Desde hace tres años, los segundos sábados de cada mes, se hace una feria vecinal en la sede de la SFR, donde socios y vecinos ofrecen lo que se produce en la zona, “hay variada mercadería; como todo, lleva un proceso de conocimiento de los que nos visitan y de nosotros, los que la realizamos. En estos años ha tenido sus altibajos y los mejores han sido con visita de mucho público”.

 

En el predio de la sede, la SFR ha cedido un espacio en comodato para que se instale un puesto de salud. Por el momento se recibe un médico todas las semanas, que atiende dentro de la sede. Además, un vecino donó otro terreno en un lugar diferente que, a pedido del donante, se dio en comodato a una comisión y actualmente están construyendo un puesto de salud en Cerro de la Aldea.

 

“Me gusta mucho el trabajo colectivo y me siento muy cómoda en ese ámbito. A veces no es fácil, tengo el apoyo de mi esposo, que sabe que me gusta esto, pero con mucha paciencia y dedicación se logra el eje necesario para el trabajo colectivo. Al momento, en mi organización soy una socia activa, he estado en diferentes cargos de la directiva: como vocal, tesorera, secretaria, vicepresidenta, en todos me he sentido muy a gusto; la experiencia ha sido positiva, he conocido a mucha gente, instituciones que a veces uno sabe que están, pero no sabe su desempeño en el medio”, expresa Jacqueline.
 

A través de la SFR han desarrollado en su predio particular muchos proyectos: “debo decir que antes de armarse esta SFR que integro hoy con mi familia, nos habían ofrecido un proyecto para mejoras de pasturas, subdivisiones del predio y técnicos. Como nunca había escuchado de algo así y llegaron a mi casa un día que no estaba, cuando llego y mi esposo me cuenta, le dije: ‘hace más de 40 años que vivo acá y nunca vi algo así’, y él me dice: ‘sabía que no ibas a creer, por eso les dije que vuelvan mañana para que hablen contigo’; y desde ahí comenzó un conocimiento y una gran ayuda que recibimos”.

Valora la integración a una SFR, manifestando que “nos abrió la mente, nos ha ayudado mucho: a recibir conocimientos, a participar de talleres con técnicos del Instituto Plan Agropecuario, Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, Secretariado Uruguayo de la Lana. También el hecho de poder participar de Mesas de Desarrollo (ámbitos de intercambio entre autoridades y vecinos), aprender formas de trabajar diferente, recibir proyectos que han ayudado en las mejoras de infraestructura del predio y en el acceso al agua, tener a mano la maquinaria, etc. Además, nos ayudó en lo social: tenemos un grupo que hoy podemos decir que son amigos, vecinos, que por medio de la organización entablamos una relación de trabajo, amistad y compañerismo, así como también con el grupo de mujeres que conformamos la feria vecinal”.

Espera que su organización pueda seguir creciendo, “que más vecinos se unan, dar más a conocer lo que es la organización en sí y qué hacemos”. Plantea la necesidad de comunicar lo que se hace desde la organización, porque la gente muchas veces no tiene conocimiento de su accionar.

“Integrar una SFR nos abrió la mente, nos ha ayudado mucho: a recibir conocimientos, participar en actividades y también en lo social, porque a través de la organización entablamos una relación de trabajo, amistad y compañerismo.”

El vínculo con la Comisión Nacional de Fomento Rural

Jacqueline comenzó participando como invitada en las reuniones de Consejo Directivo ampliado de CNFR, siendo delegada de su organización; luego la SFR Sexta Sección la propuso para integrar el Consejo Directivo de CNFR y actualmente integra la Comisión Fiscal. La participación en CNFR le permitió conocer a mucha gente y organizaciones.

“Por medio de estas participaciones he realizado cursos de líderes, viajando a otros departamentos y conociendo hombres y mujeres que integran el Sistema de Fomento Rural a nivel nacional. Participé en los Encuentros de Mujeres Rurales, donde hice amistades y conocidas de muchos rincones del país, son encuentros muy enriquecedores de modos de vida, salud, organizacional, de convivencia, talleres”, indicó.

 Jacqueline Deragón Costa

Feria vecinal en la sede de la SFR Sexta Sección

“CNFR abrió para mí algo que no conocía: ayudar a través de una organización al fomento rural, a relacionarnos con los demás a través de la organización y poder participar de diferentes ámbitos de trabajo y después volcarlos en nuestra organización local”.

“Para los productores, pero principalmente para las mujeres y jóvenes del medio rural, es que siempre podemos, no hay nada que nos pare, es solo querer y se puede.

Si no conoces lo que es una organización, arrímate a la más próxima, no solo para mejorar un proceso de trabajo en el medio rural, sino para tener un vínculo social diferente.

Las mujeres rurales tenemos mucho conocimiento de vida para volcar a nuestras zonas; a veces es difícil, por el mal estado de los caminos, las escuelas lejos para dar estudio a nuestros hijos, la conectividad (tan de moda hoy día) con poca señal, el acceso a la salud…; pero siempre buscamos llegar. 

Que nada te detenga, donde escuches que hay una sociedad de fomento rural ahí te estamos esperando. Y si ya eres integrante de una, da a conocer quiénes somos, hay más mujeres para sumar y ayudar”.

Su mensaje

“Que nada te detenga.

Siempre podemos, no hay nada que nos pare.

Es solo querer y se puede.”

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