María Andrea Vidal
Tiene 47 años de edad y vive en la zona de San Antonio, en el departamento de Canelones.
Su infancia y adolescencia
Vivió su infancia en el paraje Valenzuela, una zona rural a cuatro kilómetros y medio de la ciudad de San Antonio, “con un hermoso vecindario de gente que nunca olvidaré y jóvenes que salíamos juntos en la adolescencia. Zona rural de mucho sacrificio, se trabajaba con yuntas de bueyes, producción hortícola muy familiar, caminos de tierra donde se debía sacar la producción en zorras tiradas por bueyes durante un kilómetro y medio, para que pasara el camión que llevaba los productos y los hombres de las familias a vender al Mercado Modelo”, recuerda Andrea.
Cursó enseñanza primaria en la escuela pública de la ciudad de San Antonio, donde iba “caminando, cruzábamos campos y cañadas para no caminar tanto, pero llevaba más de una hora para llegar. Lo hacía junto a mis hermanas; fui a jardinera para acompañar a mi hermana mayor, así no lo hacía sola, me cansaba mucho: eran nueve kilómetros por día”. Andrea nos cuenta que “iban más vecinos, parecíamos palomas blancas por esos campos”.
Del ciclo formal de formación solo cursó primaria, porque secundaría debía realizarlo en otro centro poblado y no tenía cómo llegar hasta allí. Eso hizo que con 12 años de edad, Andrea comenzara a trabajar la tierra junto a sus padres y su hermana mayor.
La familia y el trabajo en el predio
A sus 22 años, formó su familia: “conocí a mi pareja cuando tenía 16 años y fuimos novios 6 años, luego nos casamos. Llegaba MEVIR a la zona por primera vez donde se realizarían viviendas para el medio rural y con muchos sacrificios llegó el día de tener una vivienda digna”. Luego “llegaba mi primer niño Cristian y siete años después, Gastón. Ya hace 25 años que conformamos esta hermosa familia en el paraje Costas del Tala, cercano a donde vivía de adolescente, a 10 kilómetros de San Antonio”, agrega.
Siempre fueron productores rurales hortícolas, propietarios de la tierra. Primero trabajaron con los suegros de Andrea; luego, con un préstamo bancario, pudieron tener su propia superficie en tierras. Más tarde construyeron un galpón para pollos con MEVIR (el primer galpón que se construía) y así comenzaron la producción avícola y hortícola. Actualmente explotan una superficie de 16 hectáreas.
Andrea se encarga de la producción de huevos —que hoy día es propia— y su esposo de la producción de hortalizas en secano; el hijo mayor distribuye los productos en puestos de venta y canastas, directamente al consumidor.
Su experiencia de participación y su llegada al Sistema de Fomento Rural
Comenzaron a participar en grupos desde su adolescencia, “con 16 años conformamos junto a mi compañero, un club agrario de jóvenes rurales: más de 45 jóvenes con el nombre Club Agrario "Costas del Tala", el presidente era mi esposo Noel”. Cuando tenía 25 años conforma, junto a otras mujeres, un grupo con el nombre de “Resistiré”, integrado por 8 mujeres.
La SFR San Antonio, organización de la zona, estuvo un tiempo sin actividad y en 2006 se reactivó con los grupos de productores y productoras existentes en las zonas del entorno de San Antonio. Su esposo fue presidente durante varios períodos y también Andrea, “siempre los dos creyendo que ese es el camino de trabajar, de disfrutar y compartir conjuntamente. En la sociedad de fomento rural se logró tener un parque de maquinaria, con un tractor para ayudar a los socios y socias con el laboreo de la tierra y el forraje. Se conformó una cooperativa para la venta de producción con 30 familias, una fábrica de procesado de hortalizas frescas, grupos de mujeres (MUSA y “Con los pies y las manos en la tierra”) y se generó además el "Camino por la horticultura", que es un paseo rural turístico; logramos mucho” nos cuenta.
Vista aérea del predio familiar.
La SFR San Antonio, que integra el Sistema de Fomento Rural, propuso a Andrea como delegada para integrar el Consejo Directivo de la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR). Nos comenta que como consejera “fui capacitada con muchos cursos gracias a CNFR y desde hace años he conocido muchas compañeras en todo nuestro país, he aprendido de cada una de ellas y he podido conformar esta gran familia rural que nuclea esta institución.
He podido difundir la información con los socios, socias y dirigentes de mi organización, sabemos que si no estamos organizados no podríamos participar de muchas actividades. He tenido muchas oportunidades y he conocido mucho de la mano de estas organizaciones, creo que este es el camino”.
Reunión de la Comisión de Mujeres Referentes del Sistema de Fomento Rural.
Un mensaje para mujeres y jóvenes de la producción familiar
“Deja planteado el interés de “ayudar a mujeres y jóvenes para organizarlos y que encuentren atractivo vivir de lo que nos gusta, la libertad del campo, la nobleza de la tierra, respirar aire puro y seguir construyendo en sociedad”.