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Franco Aranda

Franco Aranda Kirichenco

Tiene 29 años de edad, vive en las cercanías de la Colonia 18 de Julio, ubicada a 13 kilómetros del centro de la ciudad de Salto.

Su infancia y adolescencia

Hasta los 14 años de edad, vivió en la ciudad de Salto con su padre Rubén y su madre Magdalena, más precisamente cerca de la costanera Sur de la ciudad, que Franco nos cuenta es “muy lindo lugar y barrio”. En ese momento, su padre tenía una empresa de construcción y su madre trabajaba en un frigorífico local, hasta quedar embarazada y “a partir de ahí se dedicó a las tareas del hogar y a la parte administrativa de la empresa constructora, ya que no había otra persona que se encargara de esa parte de la empresa”.

 

Como parte de su infancia, recuerda que “mi escuela era muy bonita; algo que me quedó siempre en la mente —que creo que ahí fue donde comenzó todo esto que hoy forma parte de mi vida— fue una pequeña huerta ecológica que hicimos en el patio. También en mi casa, mi mamá tenía un hermoso jardín con muchas plantas y era muy complaciente estar en ese lugar”.

Franco Aranda Kirichenco

iba a la escuela caminando, ubicada a unas ocho cuadras de su casa: “salía de casa y por el camino siempre nos íbamos sumando con otros gurises e íbamos todos conversando contentos, a veces jugando, o viendo si podíamos resolver el deber a último momento antes de entrar a clase. La primaria fue muy linda, era una escuela muy tranquila”.

Cuando tenía 12 años, sus padres adquieren la chacra en la que hoy habitan y producen. Parte de sus estudios de secundaria los cursó en la ciudad de Salto, viviendo en la chacra, “a veces me llevaba papá o sino otras veces iba en ómnibus; debido a las distancias, era un poco más complejo juntarme con algunos amigos o compañeros, pero de una manera u otra mis ‘viejos’ los traían a todos a la chacra y se quedaban acá, o yo me quedaba en la casa de ellos en la ciudad. A mis compañeros de liceo, les gustaba venir a la chacra, era algo distinto, muy sano venir y respirar ese aire puro, el que no hubiera ruidos de la ciudad, el ver que solo era naturaleza, era todo muy, pero muy satisfactorio”, relata Franco.

Mientras avanzaba en sus estudios, iba tomando rumbo hacia lo rural. “Cuando me decidí a tomar el camino de un bachillerato dirigido a un perfil más agronómico, me daba cuenta que me gustaban las plantas, su cuidado, saber si se necesitaba podarlas o si les pasaba algo, porque a veces no las veía de color verde tan vigoroso”.

Franco Aranda Kirichenco

Cultivos de calabacín y frutilla en el predio familiar.

La continuidad de sus estudios

Actualmente, Franco se encuentra cursando tercer año de Facultad de Agronomía en la Universidad de la República. Entiende que el cambio del nivel secundario al terciario “fue muy grande, conocer gente nueva, era todo grande, fue un pasaje muy repentino de lo que conocemos como secundaria a un nivel más profesional, el cual vas a instruir el resto de tu vida. Ahí era más independiente, manejaba mis horarios, no teníamos horario fijo establecido, entonces me manejaba en conducción propia”. Aunque “por motivos varios y luego de la pandemia me alejé un poco y he dejado de lado la carrera, estoy retomándola lentamente; la idea es recibirme de ingeniero en algún momento de mi vida, es el sueño más grande que tengo, y un objetivo en mi vida que no puede quedar en el camino”, señala.

Franco Aranda Kirichenco

Compañeros de la Comisión de Jóvenes Referentes de CNFR visitan la chacra de Franco.

El camino recorrido para convertirse en productor

El predio tiene una superficie de 5 ha y fue adquirido por sus padres en el año 2005. Desde ese momento el rubro principal de la chacra era la ganadería, con algo de horticultura, teniendo como producto principal la frutilla.

 

Cuando sus padres se jubilan, hace aproximadamente cuatro años, continúan haciendo producción ganadera y Franco decide trabajar más activamente en el emprendimiento e inclinarse por las plantaciones hortícolas, dándole un giro al establecimiento y pasando de un rubro principal ganadero, al hortícola.

Hoy en día, el rubro hortícola es el principal “del cual soy el responsable; como rubro secundario está la ganadería, son mis padres quienes manejan esa parte, aunque siempre les estoy dando una mano para realizar los trabajos”.

El principal cultivo hortícola que realiza es la frutilla: “tenemos el ciclo productivo completo, desde el procesamiento y armado de madres, pasando por la realización de mudas y luego el trasplante y cosecha. Nos diversificamos con cultivos de morrón verde bajo invernáculo y zapallitos durante todo el año. En verano nuestro fuerte a intemperie son los zapallos coreanos (calabacín) y la sandía baby”, explica.

Franco Aranda Kirichenco

Produce realizando un manejo integrado, utilizando prácticas convencionales y prácticas amigables con el medio ambiente “estamos en un 70 % del manejo orgánico y un 30 % convencional; usamos muchos microorganismos benéficos, tanto para el suelo como para el control de insectos y hongos, por ej. utilizamos muchos abonos verdes, abono de corral, también hacemos solarización. Aplicamos EM (Effective Microorganisms), para el fortalecimiento de los microorganismos, para lo cual tenemos el sistema de activación del EM y lo aplicamos al suelo y a las plantas. Además, usamos hongos e insectos para el control de otros hongos e insectos; por eso siempre tratamos que la producción sea lo más sustentable con el medio ambiente”, indica.

 

Entiende que esta “es la práctica más conveniente en el mundo actual: fomentamos a tener una gran calidad de frutas y verduras; se genera un buen agroecosistema biológico, un suelo muy rico en microorganismos; materia orgánica y alto nivel de fertilidad. La idea es seguir por ese camino de sustentabilidad para el medio ambiente”.

 

Las tareas cotidianas de la horticultura son planificadas exclusivamente por Franco. “Me planteo desde la noche anterior los trabajos a realizar al otro día”. Contratan mano de obra, sobre todo a mujeres, “el rol femenino para mí es muy valorado en los trabajos, debido a que tienen mucho más cuidado con el procesamiento de la fruta y son mucho más organizadas que los hombres”. 
 

En cuanto a la parte de ganadería, “mis padres son quienes conversan sobre si hay que realizar algún tratamiento o no en el ganado y son ellos quienes se encargan de abrir la puerta de los corrales para que los animales salgan a pastar todos los días por las mañanas y en la tarde los encierran”.

Su mensaje para otras personas jóvenes.

“Es importante que estas nuevas generaciones que vienen se interesen mucho por el campo, darle el valor y experimentar las vivencias que nos deja día a día y los desafíos que se nos presentan.

Sabemos que a veces hay dificultades para lograr objetivos, pero no deben bajar los brazos y deben acercarse a organizaciones de base o asociarse con otros jóvenes para lograr alcanzar las metas”

Su proceso de participación

Nos cuenta que su participación “no fue muy a temprana edad, veía a mi papá —que es directivo de la SFR Colonia 18 de Julio— trabajar siempre, pero como no entendía mucho cómo funcionaba, no estaba muy activo en ver el trabajo. Pero a partir del año 2020, cuando comencé a participar en el grupo de jóvenes referentes de la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR), empecé a entender el funcionamiento y me gustó mucho. Eso hizo que empezara a vincularme mucho más con mi organización de base y estar más presente, generando en mí el deseo, el día de mañana, de formar parte de la directiva y trabajar por el grupo de productores”.

 

Actualmente es socio de la SFR Colonia 18 de Julio, donde viene participando de reuniones, para “ir entendiendo cómo se trabaja, los lineamientos que lleva, los objetivos del grupo”.

Fue delegado por su organización a integrar la Comisión de Jóvenes Referentes del Sistema de Fomento Rural; comenta que el inicio “fue medio duro, porque comencé junto con la pandemia y todas las reuniones eran a distancia y un montón de temas, pero logré establecer mi vínculo; y hoy que las reuniones ya comienzan a ser presenciales, me alegra mucho haber estado todo el tiempo presenciando las demás reuniones, porque me enseñaron mucho cómo realizar los trabajos. Eso me ha posibilitado también realizar cursos de COPROFAM”.

Entiende que “ser productor y estar en una organización me parece muy importante, siempre es más fácil llegar a objetivos, nos abre muchas puertas, otros caminos de mercado para vender nuestra producción, etc.”.


 

Franco Aranda Kirichenco

Técnicos de CNFR intercambian con Franco sobre la producción en su predio.

Franco Aranda Kirichenco

Participación en actividad de capacitación en CNFR.

“Es muy importante estar en una organización, es más fácil llegar a los objetivos, nos abre muchas puertas y nuevos caminos”

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