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Karina Henderson

Tiene 53 años de edad, vive en la Colonia Antonio Rubio del Instituto Nacional de Colonización (INC), ubicada en ruta 31 km 42, a 72 kilómetros de la ciudad de Salto. Es colona arrendataria en titularidad conjunta con su esposo Emilio Kusminsky.

La infancia y la vida en el campo

Karina estuvo siempre vinculada al medio rural: “soy la quinta generación dedicada a la producción por parte de mi padre y por parte de mi madre soy nieta de colonos”, destaca. Ella es la mayor de tres hermanos: Carla y Juan Andrés; sus padres Juan Carlos y Wilma eran pequeños productores citrícolas y tamberos en la ruta 31 km 12, zona de Barrio Albisu.

Recuerda que “tuvimos una infancia linda, naturaleza a pleno. Cuando el tiempo nos permitía, ayudábamos en los quehaceres de la casa y en la limpieza del tambo, traíamos las vacas, dábamos leche a los guachos, regábamos la huerta”.

 

Cursó estudios primarios en la escuela rural N° 89, y secundarios en el Liceo N° 3 de Salto, al tiempo que realizaba estudios de inglés, que culminó en 1991.

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Karina junto a su familia.

La familia que formó

Con su esposo Emilio, eran vecinos y se conocían desde la escuela. Él es nieto de inmigrantes que se establecieron en Colonia Las Flores (ubicada 15 kilómetros al este del km 525 de la ruta 3) como pequeños agricultores. Para que los hijos concurrieran a UTU, sus padres se mudaron a la zona hortícola Parada Viña, a 10 kilómetros de Salto.

 

En 1991, se casó con Emilio, pasando a vivir en la chacra de sus suegros. Además de las tareas del hogar, Karina daba clases de apoyo de inglés en su casa, para colaborar con la economía familiar.

 

Al tiempo, fueron naciendo y criándose sus cuatro hijos: Héctor, Diego, Paulina e Ivanna. Junto a su esposo, se dedicaban a la producción hortícola en invernáculos. Cultivaban morrón, tomate, pepino, frutilla; y, a campo, boniato y cebollas. Poco a poco, y sin abandonar la horticultura, comenzaron a hacer ganadería, criando con suplemento terneros comprados en los tambos, que ponían a pastoreo en predios cercanos que arrendaban anualmente. 

Karina refiere que “nuestra familia se desarrolló totalmente en la campaña. Nos organizábamos con los trabajos, eran cuatro niños que andaban a la vuelta de nuestras tareas todos los días. El apoyo de nuestras familias de origen fue fundamental para poder desarrollarnos, la colaboración en los cuidados, la transmisión de conocimientos y costumbres, la elaboración de salsas, dulces, la huerta, la confección de prendas y tejidos, aportaban mucho en la economía y el estilo de vida familiar. En aquella época, los niños iniciaban directamente en primer año escolar; asistieron a la misma escuela que nosotros”.

 

Al culminar sus estudios primarios, sus hijos e hijas cursaron educación secundaria en el liceo rural de San Antonio; estudiaban y también les ayudaban en los trabajos en el predio. “La etapa de formación educativa fue difícil para la familia, ya que ellos en su adolescencia tuvieron que vivir solos de lunes a viernes (al lado estaban los abuelos) porque desde la colonia no había ómnibus, e incluso su hija Paulina tuvo que irse a Montevideo para empezar la carrera de medicina. Se les extrañaba mucho, pero no había otra forma de estudiar”, recuerda.

 

Karina nos trasmite su orgullo por la familia que conformó: “Héctor tiene 32 años, es Analista programador, está formando su familia con Araceli, estudiante de medicina y trabaja en la ciudad de Salto. Diego, de 30 años, está trabajando con nosotros, su novia Carolina es licenciada en enfermería. Paulina, de 28 años, es médica, continúa estudiando la especialización de internista y es mamá de mellizas. Ivanna está viviendo en la zona de Mariscala con su esposo Pablo y terminando Facultad de Veterinaria. Mantenemos la costumbre de reunirnos periódicamente en familia y los fines de semana nos visitan nuestras nietas mellizas, que también disfrutan de la naturaleza”.

El acceso a tierra a través del INC

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Su esposo Emilio se registró como aspirante a campo del INC en 1985. Siendo aún soltero, se presentó a dos llamados. Ya estando juntos, continuaron presentándose a llamados de INC y fue en el año 2011, que el instituto les adjudicó en arrendamiento un campo de 199 hectáreas en la Colonia Antonio Rubio. “Fue un cambio, pasar de tener a pastoreo en varios predios chicos, que se terminaban los contratos y teníamos que vender, a tener un lugar estable para trabajar”. En el año 2016, se instaló en la zona el Parque Eólico Palomas, quedando ubicados en su predio cuatro molinos, que ocupan tres hectáreas, por lo que ahora arriendan al INC 196 hectáreas.

 

Desde su ingreso al predio, la familia ha realizado varias inversiones: “hemos transformado el galpón en casa habitación, construimos un galpón con alero, instalamos la energía eléctrica y alambrados internos, hicimos mejoramiento de pastura por cobertura en 20 hectáreas, construimos un pozo con bomba solar y tanque australiano con cuatro bebederos, para que todos los piquetes cuenten con agua limpia. Actualmente, estamos tratando de pasar la invernada a la cría de ganado vacuno. Además, con mi hijo Diego tenemos capitalización de ovinos”.

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La participación en su organización de base

En 2015, Karina comenzó a participar en la Sociedad de Fomento Rural de Colonia Antonio Rubio, “cuando mi vecina me invita a participar de un Grupo de Mujeres que se había formado a raíz de un proyecto de la Sociedad de Fomento. El grupo era muy heterogéneo, había mujeres que toda su vida había transcurrido en la colonia, unas como asalariadas, otras como colonas, otras como vecinas de la zona, algunas participando activamente de la SFR y de la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR). Nos presentamos al primer llamado “Somos Mujeres Rurales”, con un proyecto de un Banco de Vaquillonas Holando y fuimos beneficiadas”.

 

Explica que “comprábamos terneras a los tamberos de la zona, las recriábamos en ‘Santa Rita’ (campo de recría Holando del INC que maneja la SFR Colonia Rubio). Allí, se inseminaban y vendíamos o cambiábamos al kilo de carne por terneras, cuando estaban próximas a parir. Esa experiencia dio visibilidad al trabajo de las mujeres en la zona y también generó vínculos con la sociedad de fomento”.

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Grupo de mujeres rurales. Colonia Antonio Rubio. SFR Colonia Antonio Rubio.

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Encuentro de mujeres de Colonia Rubio. 

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Al tiempo, se asoció a la SFR, comenzó a participar en las asambleas y, en el año 2017, en la Mesa de Desarrollo Rural Basalto Profundo, como delegada del Grupo de Mujeres. Luego integró la Comisión Fiscal de la SFR y después asumió como suplente de tesorera y como secretaria de esa organización. Entiende que el proceso de participación en la organización local, “se fue dando naturalmente, escuchando y opinando”.

 

“A lo largo de estos 67 años, la organización ha tenido comisiones directivas activas, muy comprometidas y participativas, que lograron mejorar la calidad de vida de los colonos, en caminería, electrificación, gestionar dos campos de recría de INC (uno lechero y otro ganadero) de la mano de las instituciones y los técnicos”.

 

Karina evalúa la experiencia de participación como “muy enriquecedora, de aprendizaje permanente, me acercó a las capacitaciones, para tener herramientas a la hora de tomar decisiones a nivel predial y de dar opinión en la organización; también generó y fortaleció vínculos con los demás integrantes de las diferentes directivas, a trabajar en equipo. Me sentí muy cómoda, entendiendo que es una responsabilidad enorme, pero lo principal es poder mantener y mejorar lo que la sociedad de fomento ha logrado”.

Espera que su organización “siga trabajando como lo ha hecho hasta ahora, enfocada en mejorar los servicios que los socios van requiriendo, siendo la promotora de cambios, la que facilita el acceso a capacitaciones, a información; y que logre involucrar a los jóvenes”.

 

Además, integra el Grupo de Mujeres Rurales de Salto Las + Inquietas, promoviendo encuentros y charlas que informan y acercan a las mujeres a las organizaciones. Karina considera “muy importante la participación, trabajar en equipo y también tener tiempo para la distensión y el disfrute”.

“La experiencia de participación es muy enriquecedora, de aprendizaje permanente y una responsabilidad enorme”

El vínculo con la Comisión Nacional de Fomento Rural

Comenzó participando en la Comisión de Mujeres Referentes del Sistema de Fomento Rural, “un espacio donde puedes expresarte libremente, aportar ideas, acercar cuáles son las necesidades, las situaciones que estamos viviendo en nuestros territorios. Además, he participado en encuentros de mujeres del Sistema de Fomento Rural, como el encuentro con mujeres del norte, para actualizar la agenda gremial de propuesta de políticas públicas para la producción familiar y el Encuentro Nacional de Mujeres del Sistema de Fomento Rural, que se realizó en Parque Arequita, donde pudimos conocernos personalmente, ya que por la pandemia nos veíamos solo en las reuniones virtuales”.

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Encuentro Nacional de Mujeres del Sistema de Fomento Rural.

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Karina también recibió las capacitaciones, “que me hicieron conocer realidades diferentes, entender aspectos gremiales y los procesos que ha tenido la agricultura familiar en nuestro país a través de la historia, cursos como el de promotoras para una vida libre de violencia en el medio rural y el de cuidados en contextos de ruralidad”.

 

Curso de Formación: “Promotoras del derecho a una vida libre de violencia basada en género, en el medio Rural” 1ª edición.

Actualmente, integra el Consejo Directivo de CNFR y es referente en la Comisión de Tierra y Colonización de CNFR, “donde se atienden las dificultades que atraviesan los productores familiares, las realidades de nuestras colonias; además, realizó el nexo con el delegado de los productores ante INC, para estar actualizados e informados de las resoluciones de su directorio”.

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Sesión del Consejo Directivo de CNFR.

Su mensaje para productores y productoras familiares, especialmente para las mujeres y los jóvenes

“Como productores familiares, sabemos que vivir en el campo y del campo es todo un desafío, siendo defensores del campo natural y de cuidar el ambiente para nuestras futuras generaciones. Estamos en años difíciles, donde muchas veces lo productivo no acompaña lo económico, pero mientras Dios nos permita seguir trabajando en esto, lo seguiremos haciendo. Hagamos saber la necesidad de políticas públicas diferenciadas para la producción familiar, con la finalidad de mejorar nuestra economía, ya que de otra forma es imposible.

Seamos responsables activos en nuestras organizaciones, depende de nosotros obtener recursos para seguir trabajando, desarrollando la producción, mejorando la comercialización, logrando apoyos para que las familias tengan bienestar, mejoren la calidad de vida.

A las mujeres: tenemos que aprender a ser solidarias, apoyar a aquellas que han logrado espacios, participemos en nuestros grupos y organizaciones. Busquemos oportunidades de trabajo, apoyos a la producción familiar, anímense a emprender, porque sin mujeres en los territorios, se debilita la agricultura familiar.

Jóvenes: estudien, tengan sueños grandes, prepárense en lo que les gusta, participen en sus organizaciones, formen grupos, aprendan a trabajar en equipo, porque las oportunidades aparecen y no hay que desperdiciarlas. En la agricultura familiar hay mucho para desarrollar con las TICs, con la tecnología, hay que buscarle la vuelta”.

Su mensaje.

“Productores familiares: seamos responsables activos en nuestras organizaciones, para seguir desarrollando la producción y logrando apoyos para que las familias tengan bienestar y mejoren su calidad de vida.

 

Mujeres: participen en los grupos y organizaciones y anímense a emprender, porque sin mujeres en los territorios, se debilita la agricultura familiar.

 

Jóvenes: prepárense en lo que les gusta, participen en sus organizaciones, aprendan a trabajar en equipo; aprovechen las oportunidades de desarrollo que ofrece la agricultura familiar”.

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