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Maximiliano Garcia

Maximiliano García

Tiene 28 años de edad y vive en la fracción N° 5 de la Colonia del Instituto Nacional de Colonización (INC), Dr. Luis Citraro, ubicada en el noroeste del departamento de Paysandú. Su familia de origen está compuesta por su padre, su madre, un hermano y una hermana, ambos mayores que él. La familia siempre se dedicó a la producción agropecuaria, mayormente ganadería ovina y vacuna, siendo el ovino su rubro de preferencia.

Su infancia y adolescencia

“Mi infancia y adolescencia fueron de mucha práctica y aprendizaje sobre el trabajo con animales y la comprensión de la naturaleza, ya que es muy complejo trabajar con sus adversidades”. Realizaba diversas tareas, “ayudaba en todo lo que se hacía en el campo con los animales, alambrados, montes, etc.”.

 

Recuerda con alegría las visitas de los primos que se quedaban en su casa por  muchos días y que entusiasmados se sumaban a los trabajos del campo y también a los momentos de entretenimiento. "Disfrutábamos de la naturaleza en general y sobre todo del lindo arroyo Quebracho Grande, donde pescábamos en una laguna desde el viejo bote de chapa y nos bañábamos en las calurosas tardes de verano”.

Maximiliano Garcia
Maximiliano Garcia

Realizó el ciclo de educación primaria en diferentes escuelas, ya que su mamá se desempeñaba como maestra y se fue trasladando de centro educativo. Por tanto, cursó primer año en la escuela rural N°44 de paraje “Las Delicias”, segundo a cuarto en la escuela N° 97 de Quebracho, y quinto y sexto en la escuela N°48 de Lorenzo Geyres; que distaban de su casa 10, 35 y 17 kilómetros, respectivamente.

 

Habitualmente viajaban en moto, “a excepción de días lluviosos, donde íbamos en vehículo”. De esa forma, logró completar educación primaria y continuar estudiando en la Escuela Agraria de Guaviyú, culminando el ciclo básico; pero manifiesta que “fue un proceso difícil, porque no encontré motivación para ese tipo de educación. Al culminar el ciclo básico, me dediqué a lo que sí me motivaba, que eran cursos y capacitaciones concretos y puntuales sobre un tema que me interesara. Estos fueron: mecánica automotriz, inseminación artificial en ovinos, clasificación de lanas, empresario de esquila Tally-Hi, práctico en medicina veterinaria, siembra directa, riego, principales enfermedades infecciosas en predios ganaderos, alambrados eléctricos, tecnología del cultivo de sorgo granífero y ensilaje de grano húmedo, bienestar animal – ética – calidad del producto, suplementación vacuna, participación en las organizaciones, curso de formación gremial para jóvenes de Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR), operador de trazabilidad, etc.”.

La experiencia de relevo generacional

En el año 2013, cuando Maximiliano tenía 21 años de edad, su padre —titular del arrendamiento de un campo ante el INC y titular de la empresa agropecuaria— cumplió 60 años y decidió jubilarse. Tres o cuatro años antes, toda la familia comenzó un proceso de intercambio, análisis y acuerdos que fueron quedando por escrito.

 

Esperaban los momentos de encuentro familiar, ya que la hermana mayor vive con su familia en otro departamento, o los generaban para poder dialogar sobre el tema. Finalmente decidieron que Maximiliano sería quien continuara como colono frente al INC y comunicaron la decisión familiar al instituto, que fue aceptada por su directorio.  

 

Destaca que eso “fue posible gracias a que mis padres nos pasaron a mis hermanos y a mí la totalidad de animales con los que trabajábamos el predio. La fracción tiene una superficie de 291 hectáreas y es arrendada al INC; hubiese resultado totalmente imposible hacer frente a una renta sin esos animales”. De todos modos, debió negociar con su hermana y su hermano, sobre los animales que les pertenecían a ellos, dado que sus padres le repartieron en parte iguales. “Con mi hermana arreglé la compra de sus animales, parte con crédito del BROU y otra parte financiación de mi hermana; con mi hermano arreglé tasar sus animales y pagarle

un porcentaje anual sobre el valor”. De esa forma, continúa la producción con la misma cantidad de carga animal.

Compañeros de la Comisión de Jóvenes Referentes de CNFR visitan la chacra de Franco.

Maximiliano Garcia

La vida como joven productor familiar

“Durante los primeros cinco años, me costó mucho la parte de gestión: toma de decisiones, afrontar gastos del predio, planificación de la parte productiva y financiera, relacionamiento con vendedores de insumos y personas relacionadas con la comercialización de animales. ¡La toma de decisiones y el hacerse cargo de las consecuencias pesan más que la pala y la lapicera juntas! Estos últimos dos años ya la vengo llevando mucho más cómodo y más tranquilo”.

Sus padres y su hermano, continúan viviendo en el predio junto a Maximiliano y lo apoyan en las tareas del predio. Destaca que “el trabajo siempre se realiza con el apoyo de la familia, desde la atención de los animales hasta conversaciones, escuchando atentamente la experiencia de mis padres sobre problemáticas o desafíos, conclusiones sobre situaciones de mercado, sanidad de

los animales, etc. Conversaciones que ayudan a pensar para poder tomar las decisiones más acertadas”.

 

Si bien Maximiliano escucha mucho a su familia y tiene como referencia la experiencia de sus padres, ha priorizado el desarrollo productivo del predio según sus intereses y sobre todo sobre la producción que más le gusta desarrollar; es así que fue transformando el rubro principal y priorizó los vacunos sobre los ovinos; “mi rubro principal es el ganado vacuno, empecé con un ciclo “incompleto” donde vendía “para el campo” los novillos a los dos años (entre 300 y 400 kg). Hoy estoy pasando a ciclo completo, con el objetivo de sacar los novillos de tres años a frigorífico”.

Maximiliano Garcia

Su mensaje para otras personas jóvenes.

“Valoro ser parte de un grupo de jóvenes donde aprendemos de nuestras experiencias sobre la producción agropecuaria”
 

Su proceso de participación

Comenzó a participar cuando tenía 16 o 17 años, “no me atraía mucho, no me gustaba y me aburría, pero participaba porque mis padres decían que era importante”. De todos modos, en el 2008, cuando se reactivó la SFR Las Delicias y Arroyo Malo, que es la organización de los productores familiares de su zona, se asoció y ha mantenido un vínculo muy cercano, sobre todo porque los integrantes de su familia han participado en forma directa: “la mayoría de las veces algún integrante del núcleo familiar ha integrado la directiva, también yo he integrado e integro actualmente la Comisión Fiscal”.

 

A partir de su participación en la SFR local, inició un vínculo con CNFR, que “es muy activo, tanto mío como de la SFR. Personalmente he participado en muchas reuniones del grupo de jóvenes referentes de CNFR, donde participan jóvenes de organizaciones de todo el país. Con este grupo nos reunimos periódicamente para tratar diferentes temas de interés de jóvenes vinculados a la producción familiar”.

 

Valora la realización del II Curso de formación gremial para jóvenes que realizó CNFR: “fue una actividad muy interesante y bien preparada porque fue en diferentes puntos del país, lo que nos permitió conocer de primera mano las diferentes situaciones de otras organizaciones de productores de variados rubros, me sirvió para la mejora del trabajo en grupo y aprendí sobre los desafíos de estar a cargo de una organización; además se trabajó sobre el importante tema del relevo generacional”.

 

“En lo personal, valoro mucho poder ser parte de un grupo con jóvenes de situaciones similares porque se aprende del intercambio de experiencias y opiniones sobre el tema que nos une, que es la producción agropecuaria, pero no solo como negocio, sino como en la mayoría de los casos, nuestro lugar donde crecimos y pretendemos vivir”.

Maximiliano Garcia

Mensaje para otros/as jóvenes

Maximiliano Garcia

“Siéntanse privilegiados si tuvieron la oportunidad de criarse en contacto directo con el campo, porque ahí se aprende a lidiar con los caprichos de la naturaleza, que es uno de los desafíos más grandes que tendremos que enfrentar; ese aprendizaje que tuvieron, es muy difícil enseñarlo y les va a ser muy útil.

 

Producimos alimentos para muchas personas trabajando con seres vivos y con naturaleza —que no siempre es fácil predecir su comportamiento—, por eso tenemos que poder adaptarnos con tecnología, prevención y capacitación para minimizar riesgos y poder seguir produciendo. No andamos todo el día con las vacas o las ovejas, las cabras o los chanchos, las plantas, la huerta, el tractor o la sembradora.

 

¡Hay que ser muy conscientes de que estamos produciendo alimento! Y eso es motivo de orgullo y también de responsabilidad en cuanto a no perder de vista la calidad de nuestros productos.

 

 

Cuiden la tierra. Nosotros estamos un rato, ella llegó antes y se queda para siempre, debe alimentar a las siguientes generaciones.

 

 

Capaz sus amigos o conocidos con otros tipos de trabajo ganen más; vivir de un emprendimiento familiar no es por la plata, te tiene que gustar, te tenés que sentir cómodo y saber valorar otro tipo de cosas que te da el campo y que no se pueden ir a comprar. Eso lo siente cada uno, cada uno sabe qué cosas le apasionan y le dan paz. Si algo del campo es una de esas, quédate en el campo”.

“Producir alimentos es motivo de orgullo y de responsabilidad para mantener la calidad de nuestros productos”

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